El verano es la época más propicia a sufrir caídas y golpes en la boca, en definitiva traumatismos dentales. La práctica de deportes al aire libre, jugar en las piscinas, el uso de bicicletas o deportes acuáticos implica una mayor posibilidad de recibir golpes en la boca. En este caso lo primero que hay que hacer es ir a un dentista que valore la gravedad del caso.
Cuando se recibe un golpe en un diente, aunque no esté roto, hay que acudir al dentista. El doctor/a valorará si ha habido algún daño en la raíz y su posible evolución. No darle la importancia necesaria al golpe, puede traer consecuencias mayores en la raíz como la pérdida del diente traumatizado.
Se pueden plantear tres situaciones en caso de traumatismos:
Que la pieza esté rota sólo por la corona sin dañar el nervio. Con lo que se podrá reconstruir con un empaste.
Que la fractura haya dañado el diente, en este caso se necesitará realizar una endodoncia.
Y por último que el golpe haya fracturado o desplazado del sitio la pieza. En este caso el diente necesitará ser recolocado en su lugar. Igualemte ha de ser inmovilizado a los dientes más próximos durante algunas semanas con controles de evolución posteriores.
Entre los 6 y los 12 años de edad, se considera la peor edad para recibir este tipo de golpes ya que las raíces de los dientes anteriores están en periodo de formación y un traumatismo puede detener el crecimiento de las mismas. Ésto puede traer también complicaciones graves en el pronóstico futuro de dicho diente.
Además recomendamos, que en caso de pérdida del diente, si no es de leche, lo que se debe hacer es recogerlo, lavarlo con agua corriente, e introducirlo en un vaso de leche entera muy fría. Después debéis venir lo antes posible a la clínica para que seamos nosotros quien lo introduzcamos. Unos 60 minutos serán el tiempo máximo para podamos salvar tu diente. Si se sobrepasa este tiempo, también se recolocarán en su lugar pero el pronóstico para su conservación ya será más difícil de garantizar.