En el verano nos dejamos llevar por nuestro lado más goloso. Pero si no mantenemos a raya el azúcar podemos lamentar su efecto sobre nuestra salud dental.
Desde pequeños nos han repetido que los dulces causan caries ¿pero por qué sucede esto? ¿De qué modo interviene el azúcar en el deterioro de los dientes?
La clave a estas preguntas radica en la relación que existe entre el azúcar y la placa bacteriana que se forma continuamente en la cavidad oral. Nuestra boca contiene alrededor de 600 variedades de bacterias, algunas de ellas beneficiosas y otras dañinas.
¿Qué proceso causa las caries?
El azúcar es un alimento ideal para estos microorganismos que se desarrollan en nuestra boca, endureciendo y propagando la placa bacteriana. De modo que se crea una película que queda adherida fuertemente al diente hasta recubrir parte de la encía y la pieza dental.
Cuando el azúcar entra en contacto con las bacterias se produce una reacción que genera ácido. Este compuesto es el responsable de la corrosión del esmalte y de la aparición de las caries, que si no se tratan acaban afectando a la dentina y finalmente el nervio.
La prevención con el azúcar:
Nuestro cuerpo genera defensas para combatir al ácido de la boca. El calcio y el flúor ayudan a regular los niveles de Ph, un indicador que mide la acidez presente en la saliva. Gracias a su acción se contrarresta parte de los daños. Según datos aportados por el Colegio de Higienistas de Madrid, el International Journal of Drug Testing establece el rango ideal de Ph oral entre el 5,6 y 7,9.
Es cierto que existen personas más propensas que otras a desarrollar caries. Esto se debe, en parte, al tipo de saliva y su nivel de Ph natural.
Un importante factor a tener en cuenta para la prevención de las caries es el tiempo al que exponemos nuestros dientes al azúcar. Por ejemplo, es preferible consumir un helado en 5 minutos que tomar una bebida azucarada durante media hora. De hecho, lo aconsejable, si no se cuenta con un cepillo de dientes a mano, es enjuagarse la boca con agua para retirar el azúcar de la boca una vez hayamos terminado de comer o beber.
Aunque en ningún caso esto nos libra de mantener una correcta higiene dental. Puesto que la placa bacteriana está en continuo crecimiento, las defensas naturales del cuerpo no son suficientes para evitar la aparición de las caries. Por eso hay que complementar esta tarea con el correcto y reiterado cepillado dental e interdental.
Desde la voz de nuestra experiencia y las constantes advertencias por parte de organismos nacionales e internacionales sobre la salud, desaconsejamos el consumo de bebidas edulcoradas, sobre todo en niños de corta edad. Los zumos de frutas, refrescos, batidos de chocolate, son una bomba de azúcar que si toleramos y habituamos su consumo causará graves perjuicios, empezando por la salud bucodental.
Como siempre recomendamos, visitar a tu dentista al menos una vez al año para controlar el estado de tu boca, no esperes a sufrir los primeros síntomas de las caries y trata con cautela la ingesta de azúcar.