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Las carillas, son un tratamiento muy demandado que permite transformar las sonrisas en cuestión de horas. Hoy queremos contaros su historia, ya que tienen su origen en el Hollywood de los años 20.

Cuando se pasó del cine mudo al sonoro, la sonrisa de las estrellas de Hollywood pasó a cobrar más importancia. Los profesionales, de maquillaje y efectos especiales empezaron a buscar posibles soluciones, para lograr que la sonrisa de los actores fuera más bella.

Esto coincidió con el auge de la Odontología en Estados Unidos, que comenzó a ser una profesión más reconocida. Se comenzaba a concienciar a la población sobre buenos hábitos para cuidar la salud dental. Apareció entonces la figura del Dr. Charles Pincus, un destacado odontólogo de Los Ángeles. El Dr. Pincus ideó unas delgadas láminas de porcelana  que cubrían la cara frontal de los dientes, brindándoles una estética ideal: dientes alineados, más blancos y con la forma y tamaño deseados.

Esta técnica del Dr. Pincus resultó de maravilla y a las carillas las llamaron “Laminados de Hollywood”. Rápidamente el Dr. Pincus pasó a ser conocido como “El dentista de las estrellas”, teniendo entre sus pacientes a Joan Crawford, Elizabeth Taylor, Montgomery Clift, Mae West, Walt Disney, James Dean y otras estrellas de la gra pantalla.

La niña de oro de Hollywood, Shirley Temple, también fue paciente del Dr. Pincus. Durante el rodaje de la película “Stand Up and Cheer!” (1934), Temple pasaba por la etapa en la que los niños cambian los dientes de leche por los permanentes. Era imposible filmar así una película, así el Dr. Pincus diseñó unas carillas para ella. Muchos años más tarde las gemelas Olsen de “Full House” repetirían el mismo truco.

 

Se dice que la actriz Judy Garland tenía espacios entre los dientes. Gracias a las carillas del Dr. Pincus, pudo lucir la sonrisa que cautivó al mundo con “El Mago de Oz” (1939). Esta fue una de las primeras películas a color del cine y el trabajo del odontólogo se lució por todo lo alto.

Sin embargo, las carillas de porcelana de esa época presentaban un inconveniente. Éstas solo podían adherirse provisionalmente y los actores no podían comer con ellas. Básicamente, las láminas eran colocadas antes de cada rodaje (o alfombra roja) y eran retiradas inmediatamente después.

Afortunadamente esta técnica ha ido desarrollándose, hasta lo que actualmente conocemos como carillas dentales, que se pegan en la parte más externa de los dientes mediante un cemento o resina especial.

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