La salud dental infantil es clave para un desarrollo correcto, pero muchos padres no saben que la edad ideal para llevar a su hijo al ortodoncista es entre los 5 y los 6 años. Este dato puede sorprender, especialmente cuando los dientes parecen crecer de forma normal. Sin embargo, detectar posibles problemas a tiempo hace que su solución sea mucho más sencilla y eficaz.
La importancia de una detección temprana
Según la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO), realizar una primera revisión a los 6 años es fundamental, incluso si aparentemente todo parece estar bien. ¿Por qué? Porque a esa edad se puede evaluar:
- La posición y mordida de los dientes.
- El desarrollo de los huesos maxilares.
Corregir problemas en esta etapa, mientras el niño está en pleno crecimiento, es mucho más sencillo y menos invasivo que hacerlo más adelante, cuando el desarrollo está completo.
¿Cuál es la edad ideal para comenzar con la ortodoncia?
Si el ortodoncista detecta alguna alteración en el alineamiento o la mordida de los dientes, puede recomendar iniciar un tratamiento de ortodoncia. Para ello, se realizará un estudio completo que incluye:
- Radiografías para evaluar el estado interno de los dientes y maxilares.
- Fotografías intraorales y extraorales para analizar la alineación y estética facial.
- Un plan de tratamiento personalizado adaptado a las necesidades del niño.
A partir de los 6 años, se puede iniciar lo que se conoce como ortodoncia interceptiva, diseñada para guiar el correcto desarrollo dental y evitar problemas mayores en el futuro. Más adelante te explicaremos en detalle en qué consiste este tipo de tratamiento.
¿Cada cuánto tiempo visitar al dentista?
Si tras la primera visita no se detectan anomalías, el ortodoncista puede recomendar controles periódicos cada 6 o 12 meses. Esto permite llevar un seguimiento del crecimiento dental y actuar rápidamente si surge algún problema.
¿Tu hijo necesita ortodoncia?
Algunas señales pueden alertarte de que tu pequeño necesita una revisión:
- Dientes que no encajan correctamente al cerrar la boca.
- Hábitos como chuparse el dedo o empujar los dientes con la lengua.
- Dificultad para masticar o morder.
Cuida la sonrisa de tu hijo desde el principio. ¡La prevención es el primer paso para una salud bucodental perfecta!